Familias Post-COVID

De la noche a la mañana los adultos, los jóvenes, los adolescentes y los niños se encontraron sin su vida cotidiana. Las familias replegadas en sus hogares, buscan un espacio para acomodarse tras las primeras semanas de shock. Las caras de los padres reflejan la tensión, el miedo, la confusión por este vivir diferente que asecha en la vida de todas las personas.

Aparecen las guías que nos ayudan a recolocarnos, a manejarnos mejor, a aprender del día sin ese sin sinsentido que nos despierta.
– No perder la comunicación y la relacion con los otros: hablemos, contémonos, expresemos un día diferente que empieza y acaba, una anécdota, una receta de cocina, un recuerdo, una alegria, un miedo , un descubrimiento ….
– Diseña y mantén las actividades y las rutinas: dormir, comer , jugar, moverse. Establecer un orden flexible que permita apoyarnos, guiarnos en un momento de confusión.
– Fomentar la autonomía de los pequeños, poner y sacar de la mesa, recoger los juguetes, el cuarto… Invitar al adolescente a participar y sugerir actividades para la familia.
– Descubrir y rectificar nuevas formas de reagruparse y sostenerse en la vida cotidiana.
– Ser flexibles, tras un mal día , un mal sueño, un no poder más, un no sé o un no quiero.
– Recordar que todos estamos ante un momento incierto encajando piezas desconocidas, extrañas, cercanas y lejanas al ayer.
– Acotar la información: intentar no sobrecargar de información el día, con una vez al día es suficiente. Explicar y preguntar a los niños que entienden sobre lo que escuchan.
– Reservar un espacio para todos donde hayan turnos de palabras para comunicar cómo se sienten hoy, que les ha gustado de su día, que les preocupa, que piensan y que hacen.